En el mundo del deporte, especialmente entre niños y adolescentes, existe un riesgo poco conocido pero potencialmente mortal: la commotio cordis. Aunque su nombre puede sonar técnico, su comprensión y prevención son fundamentales, ya que estamos ante una de las causas de muerte súbita en jóvenes deportistas.

¿Qué es la Commotio Cordis?

La commotio cordis —que en latín significa “conmoción del corazón”— es una parada cardíaca repentina provocada por un golpe directo en el pecho. Lo particular de este fenómeno es que el impacto no causa una lesión estructural en el corazón, sino que interfiere con su ritmo eléctrico.

Cuando el golpe ocurre en un momento crítico del ciclo cardíaco, puede desencadenar una fibrilación ventricular: una arritmia que interrumpe la capacidad del corazón de bombear sangre.

Este tipo de evento no responde necesariamente a la intensidad del golpe, sino al momento exacto en que sucede. Bastan apenas 20 milisegundos de vulnerabilidad en el ritmo cardíaco para que un impacto aparentemente leve se convierta en una emergencia médica.

¿Quiénes están más expuestos?

Aunque cualquier persona podría verse afectada, la mayoría de los casos documentados involucran a varones jóvenes —en promedio de 14 años— durante la práctica de deportes. Actividades como el béisbol, el hockey, el lacrosse o el cricket, en las que se utilizan pelotas o elementos que pueden golpear el pecho con fuerza, están particularmente asociadas a este riesgo.

Cómo aumentar las probabilidades de supervivencia

La buena noticia es que, si bien no se puede evitar completamente la commotio cordis, sí es posible mejorar notablemente la respuesta ante un evento de este tipo. Dos factores son clave:

🔹 Acceso rápido a un desfibrilador externo automático (DEA)
La presencia de DEA en clubes, colegios y centros deportivos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Su uso inmediato ante una parada cardíaca puede restaurar el ritmo del corazón antes de que el daño sea irreversible.

🔹 Formación en RCP y primeros auxilios
Entrenadores, profesores, árbitros y familiares deben estar capacitados en maniobras de reanimación cardiopulmonar y uso del DEA. Saber actuar durante los primeros tres minutos puede aumentar significativamente la probabilidad de supervivencia.

Recomendaciones clave

Desde Fundación Desfibrilar, promovemos una cultura de prevención y acción inmediata. Para ello, recomendamos:

  • Instalar DEA en instalaciones deportivas, accesibles y bien señalizados.
  • Capacitar a quienes supervisan actividades deportivas en RCP y uso del DEA.
  • Difundir protocolos de emergencia, para que todos sepan cómo reaccionar.

Considerar protecciones torácicas en deportes de alto impacto, aunque su eficacia aún se investiga.